"En el cielo está el paraíso. En la tierra, Hangzhou y Suzhou". Este antiguo dicho demuestra hasta que punto están los chinos orgullosos de estas dos "pequeñas" ciudades a las afueras de Shanghai. En efecto, en ellas podemos encontrar una gran cantidad de las estampas que el imaginario colectivo tiene de la civilización china: jardines exquisitamente diseñados, pagodas centenarias, estanques llenos de carpas, y hermosos lagos cuajados de lotos. Ambas ciudades han inspirado a los poetas chinos durante siglos: Hangzhou, con su famoso Lago del Oeste, salpicado de pabellones, pagodas y puentes, y Suzhou, (a la que no con demasiado acierto llaman la Venecia de Oriente), con canales que atraviesan suburbios donde la vida bulle de una forma sorprendente, y con maravillosas edificaciones tradicionales como "el jardín del pescador".
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