Rusia es un país increíble por muchos motivos. La grandeza de su pasado aflora en cada rincón de su amplia geografía, salpicada de coloridas iglesias y edificios insultantemente grandes. Sus gentes conservan una extraña mezcla de carácter entre esquivo y hospitalario, humilde y orgulloso que sorprende al turista occidental. Es sin duda, el país más literario que he podido visitar.
Las tres primeras fotos son de Moscú, las siguientes de San Petersburgo.