Encaramada a un risco, como queriendo integrarse en el agreste paisaje, la pequeña y acogedora ciudad de Cuenca reúne en su exigua extensión no pocas sorpresas. Sus callejuelas y su arquitectura permanecen al margen del tiempo, levantándose orgullosas, como una prolongación de las piedras a las que se aferran. En su interior, el caminante encuentra un amplio abanico de itinerarios culturales como el excelente Museo Nacional de Arte Abstracto, el Museo Diocesano, con dos maravillosos grecos, la Fundación Antonio Pérez, El Museo de Antonio Saura... Si decidimos conocer el entorno, Cuenca ofrece una gran riqueza natural, unos paisajes maravillosos y enclaves únicos, como la Ciudad Encantada (masificada) y el Nacimiento del Río Cuervo.
